Cita: El amante, Marguerite Duras

¿Quién no ha sentido la angustia de Marguerite leyendo esto, una de las primeras frases de su novela autobiográfica 'El amante'? 

Cuando sabes que trata de 'demasiado tarde' su edad de 15 años y medio, esa niña que, al parecer, envejeció muy pronto, una pequeña angustia empieza a roerte el corazón. El tiempo la azotaba, las situaciones que vivió agotaron su cuerpo, y el amor que experimentó a esa temprana edad hizo que una niña de casi apenas 16 años, se hiciera mujer.

Lo que va tras esa frase es, en cierto modo, agobiante.

Muy pronto en mi vida fue demasiado tarde. A los dieciocho años ya era demasiado tarde. Entre los dieciocho y los veinticinco años mi  rostro emprendió un camino imprevisto. A los dieciocho años envejecí. No sé si a todo el mundo le ocurre lo mismo, nunca lo he preguntado. Creo que me han hablado de ese empujón del tiempo que a veces nos alcanza al transponer los años más jóvenes, más gloriosos de la vida. Ese  envejecimiento fue brutal. Vi cómo se apoderaba  de mis rasgos uno a uno, cómo cambiaba la  relación que existía entre ellos, cómo agrandaba  los ojos, cómo hacía la mirada más triste, la boca  más definitiva, cómo grababa la frente con grietas profundas.

Esa juventud perdida, esos años que quedaron atrás, aquello que no ha vivido en el tiempo pasado, su envejecimiento, demasiado rápido para ella. Este es parte del tercer párrafo que os encontrareis al leer esta corta pero fascinante novela, de ahí en adelante, todo es un descubrimiento en la vida de una joven.

¡Os animo a leerla!